domingo, 28 de octubre de 2012

informacion

Se lo define como: "el que ocurre dentro de los dos años de edad ginecológica, entendiéndose por tal al tiempo transcurrido desde la menarca, y/o cuando la adolescente es aún dependiente de su núcleo familiar de origen".
    La "tasa de fecundidad adolescente (TFA)" ha ido disminuyendo desde los años 50 pero en forma menos marcada que la "tasa de fecundidad general (TFG)", condicionando un aumento en el porcentaje de hijos de madres adolescentes sobre el total de nacimientos. En 1958 era del 11,2%; en 1980 del 13,3%; en 1990 del 14,2%; en 1993 del 15%. Este último porcentaje se traduce en 120.000 nacidos vivos de mujeres menores de 20 años.
    La fecundidad adolescente es más alta en países en desarrollo y entre clases sociales menos favorecidas, haciendo pensar que se trata de un fenómeno transitorio porque, de mejorarse las condiciones, ella podría descender.
    Para otros investigadores, la disminución de las tasas de fecundidad adolescente está cada vez más lejos, ya que el deterioro de las condiciones socioeconómicas globales hace que se dude sobre la posibilidad de que la mayoría de los países realicen mayores inversiones en sus sistemas educacionales y de salud, para alcanzar la cobertura que el problema demanda.
    EE.UU es el país industrializado con mayor tasa de embarazadas adolescentes, con una tasa estable del 11,1% en la década de los ´80.
    Canadá, España, Francia, Reino Unido y Suecia, han presentado un acusado descenso de embarazos en adolescentes, coincidiendo con el aumento en el uso de los contraceptivos.
    En España, en 1950, la tasa de recién nacidos de madres entre 15 y 19 años era del 7,45/1000 mujeres; en 1965 llegaba al 9,53; en 1975 alcanzaba el 21,72, para llegar al 27,14 en 1979. Descendió, en 1980, al 18/1.000 mujeres y al 11 en 1991. Los últimos datos hablan de un 35,49/1000 mujeres en 1994, descendiendo al 32,98 en 1995 y al 30,81 en 1996.
    Según el Ministerio de Sanidad y Consumo español, el 12% de las jóvenes con edades entre 14 y 15 años, han mantenido relaciones sexuales alguna vez, lo que significa 160.000 en números absolutos, previéndose que alcanzarán 400.000. Deben tenerse en cuenta, además de los nacimientos de madres adolescentes y el porcentaje de adolescentes sexualmente activas, los más de 6.000 abortos ocurridos en mujeres entre los 14 y 19 años por lo que, el supuesto descenso de la tasa de embarazadas adolescentes, no lo fue tanto.
    En España, a partir de los años ´80, se ha registrado un incremento en el uso de contraceptivos y preservativos comercializándose, en 1993, unos 40 millones de preservativos, equivalente a la media más alta de los países de la Comunidad Europea (3,5 preservativos por habitante). Actualmente es imposible conocer el número de adolescentes que abortan. Sólo 2/3 de los embarazos de adolescentes llegan al nacimiento de un hijo; de los nacidos, un 4% son dados en adopción y un 50% permanecen en hogar de madre soltera. Un 8% de las adolescentes embarazadas abortan y un 33% permanece soltera durante el embarazo.
    En nuestro país no es esa la tendencia, con una mayoría importante que se mantiene soltera, en la que prevalece la "unión estable", aunque la incidencia del aborto en las adolescentes no ofrezca credibilidad razonable por el importante subregistro que podría llegar a un aborto registrado por otro no registrado.
    Ya se dijo que la proporción de jóvenes que han iniciado relaciones sexuales va en aumento y que la edad de inicio está disminuyendo, pero la capacidad para evitar el embarazo no acompaña a este comportamiento.
    En Buenos Aires, en una encuesta realizada a una población estudiantil en 1995, se observó que la edad promedio de inicio de relaciones sexuales, fue de 14,9 años para varones y 15,7 años para mujeres, variando la proporción según el tipo de escuela a la que asistían (religiosa, laica, laica de sectores populares). El 95% de los adolescentes de la encuesta manifestó tener información sobre cómo evitar el embarazo. Un 70% de los que mantenían relaciones sexuales utilizaban algún método efectivo para evitar el embarazo en la primera relación, disminuyendo ese porcentaje en las siguientes relaciones, siendo el preservativo el método más utilizado. Además, el consenso social sobre la maternidad adolescente se ha ido modificando con los años y los cambios sociales que los acompañan.
    El embarazo en las adolescentes se ha convertido en seria preocupación para varios sectores sociales desde hacen ya unos 30 años. Para la salud, por la mayor incidencia de resultados desfavorables o por las implicancias del aborto. En lo psicosocial, por las consecuencias adversas que el hecho tiene sobre la adolescente y sus familiares.
    Cuando la adolescente se embaraza inicia un complejo proceso de toma de decisiones y, hasta decidirse por uno, aparece siempre el aborto a veces como un supuesto más teórico que real.
    En 1985, en EE.UU, el aborto alcanzó el 42%; los matrimonios disminuyeron del 51% al 36%. Hoy, la tendencia es de un aumento de los abortos y disminución de matrimonios, aunque no siempre las decisiones de las adolescentes son conocidas (abortos o adopción).
    En España, la cifra del 12% de abortos en general es baja pero la interrupción del embarazo en jóvenes es de las más altas. Los nacimientos en adolescentes descendieron en un 32% en los últimos 4 años, pero los embarazos sólo disminuyeron en un 18%. La diferencia entre las tasas está dada por los abortos.
    Salvo que el tener un hijo forme parte de un proyecto de vida de una pareja de adolescentes, el embarazo en ellos es considerado como una situación problemática por los sectores involucrados pero, si se considera al embarazo en la adolescente como un "problema", ello limita su análisis. En todo caso, esta "problematización" se aplicaría a algunas subculturas o a algunos estratos sociales, pero no a todos los embarazos en adolescentes. Además, el considerarlo un "proble-ma", exige aplicar terapéuticas que aporten soluciones sin permitir implementar acciones preventivas adecuadas. Por ello es conveniente encuadrarlo dentro del marco de la "salud integral del adolescente". Esto permite abarcar todos los embarazos que ocurran a esta edad; adecuar las acciones preventivas dentro de la promoción de la salud; brindar asistencia integral a cada madre adolescente, a sus hijos y parejas y aportar elementos para el desarrollo de las potencialidades de los adolescentes.
    Por todo ello, el embarazo en adolescentes necesita un abordaje integral biopsicosocial por un equipo interdisciplinario capacitado en la atención de adolescentes y en este aspecto específico de la maternidad – paternidad.

viernes, 5 de octubre de 2012

Histroria de una adolescente embarazada

Isabel llevaba horas llorando en su habitación, el otoño madrileño en aquella tarde gris parecía comprender sus sentimientos. Los viejos árboles del parque infantil, que se ve desde su habitación, habían dejado caer sus primeras hojas, depositándolas con cuidado sobre aquel columpio, viejo y oxidado. Triste vida la del columpio -pensó Isa- Hacía meses que no pasaba un niño a columpiarse en él. Su única función se había convertido en servir de taburete a los grupos de jóvenes que frecuentan el parque para hacer botellón los viernes. Y así era como todo había comenzado, en un botellón.
Isabel, buena chica, buena estudiante, dieciséis años y en primero de bachillerato, estaba embarazada. El ginecólogo se lo había confirmado esa misma mañana. Su amiga Berta, que le había acompañado, no lo dudó ni un segundo _Tía, aborta, como no abortes te mato el feto a puñetazos en la barriga. Dijo medio en broma en un macabro intento de tranquilizar a Isa, que caminaba con el rostro pálido a la salida de la clínica.

Berta le acompañó a casa. Habían recorrido juntas ese camino miles de veces a la vuelta de clase, pero nunca Isa había permanecido tan callada durante el trayecto.
Fue una de esas cientos de conversaciones que en ese camino habían tenido entre las dos, la que ahora hacía reflexionar a Isa, mientras miraba por la ventana como el suelo de asfalto delataba que estaba empezando a llover.
Debió ser en cuarto de la ESO, el año pasado, el último curso que hacían uso del horrible uniforme que Isa siempre odió.
_¿Crees en los espíritus? Le preguntó Berta al hilo de una película de miedo que había visto.
_Si, creo que sí, las personas aparte del cuerpo tenemos espíritu. Contestó Isa con convencimiento.
_¿Y cuando morimos el espíritu sigue viviendo?
_Yo creo que sí, tiene sentido. Dijo Isa aún con gesto pensativo.
_Sí - afirmó Berta- yo también lo creo.
Quizás en ese momento Isabel no cayó en la cuenta, pero todavía un año después se acordaba de ese breve comentario, que apenas llegó a ser una conversación.
La pregunta era entonces. ¿Cuándo llega el espíritu a las personas? ¿en el momento en que nacen? ¿o al instante en el que son concebidas?. Le resultaba absurdo creer que teniendo todos los hombres un espíritu, éste no nos acompañe desde el primer día que somos concebidos por nuestros padres. Por otra parte esta idea le asustaba, le ponía contra la espada y la pared. Entonces… ¿ya era madre?. Seguramente su hijo no tuviese todavía una apariencia desarrollada, pero sí un espíritu y un destino.
La idea de que en cierto modo, ya era madre, le hizo abandonar la intención de abortar. Pero no le quitó ni un ápice del miedo que sentía, de la inquietud, o del profundo malestar al sentirse desafortunada ante el abismo que suponía la incertidumbre del futuro.
Había un rosario sobre la mesa del estudio, todavía en su caja, el abuelo se lo había regalado hacía apenas dos meses, por la confirmación. Se acercó y lo abrió, lo tomó con sus manos y se fijó en la figura de Jesús, que aunque pequeño, estaba realizado con gran detalle. Visto de cerca, su rostro miraba al cielo en expresión de dolor. Isa no tenía costumbre de rezar, iba alguna vez a misa, pero la verdad, cada vez menos.
Nunca se hubiera puesto a rezar el rosario, incluso hubiera sentido mucha vergüenza si sus amigas y amigos le hubieran visto. Pero conocía las oraciones, y por alguna razón extraña comenzó a orar, en silencio, con los ojos cerrados, mientras afuera lo que antes era una llovizna, ahora era una tormenta intensa. Se abstrajo tanto en la oración como nunca antes lo había hecho, y sintió desaparecer el sonido de la lluvia al fondo, rebosando cada vez más su espíritu de una sensación agradable de paz.
_¡Clunc! El sonido de las llaves y de la puerta, acompañado por el saludo de su madre le hizo abrir los ojos. El tiempo había pasado volando, media hora había transcurrido para Isa como si hubieran sido cinco minutos.
Al incorporarse no solo había dejado de llover sino que hacía sol, un sol que visto desde detrás de una ventana aislante del frío, cualquiera hubiera dicho que se trataba del mes de agosto. Al levantarse miró por la ventana a la calle, dos niños se columpiaban y correteaban por el parque, mientras su madre les vigilaba a la vez que sostenía en sus brazos a un bebé.
Isabel sonrió, caminó hasta la cocina y le dijo a su madre.

Mamá, estoy embarazada. Y voy a seguir adelante.

 

Propuesta de intervención educativa para prevenir el embarazo en la adolescencia

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TOMEMOS PRECAUCIÓN!


Imágenes de embarazos adolescentes

Más temprano que tarde!

Uruguay está por encima de la media en materia de embarazos adolescentes en Latinoamérica y el Caribe. Mientras el promedio de embarazos adolescentes en la región es de 73.1 cada mil, nuestro país tiene 168.
Según cifras difundidas por la Unidad de Información Nacional en Salud, en nuestro país hay 168 embarazos de menores de 19 años por cada mil embarazos, cuando según cifras publicadas este jueves por la Organización Iberoamericana de Juventud, la media en América Latina y el Caribe es de 71. 
El estudio fue hecho en 17 países y revela que los embarazos adolescentes registran un continuo aumento en las últimas tres décadas. "América Latina es la única región del mundo en la que, en los últimos treinta años, ha aumentado la tasa de maternidad adolescente, por encima de la región africana", señala el documento.
Según averiguó Montevideo Portal, las últimas cifras con las que cuenta nuestro país en la materia son de 2008 y registran que un 16.8% de los embarazos se da en madres menores de 19 años, mientras que el 67.7% en mujeres menores de 30.
Cada mil embarazos hay 168 de madres adolescentes, cifra muy superior a la media en la región que alcanza los 73 y en el mundo que llega a 54.

Tasas de nacimientos en adolescentes en el mundo

En todo el mundo, como puede apreciarse en las tasas de embarazo en la adolescencia del año 2002 y las de años siguientes, éstas varían desde las máximas de Níger y Congo (cerca de 200 embarazos por cada 1000 mujeres adolescentes) a tasas de 1 a 3 por 1000 en Corea del Norte, Corea del Sur y Japón.
Es reseñable que entre los países desarrollados de la OCDE, Estados Unidos y Reino Unido tienen el nivel más alto de embarazos en adolescentes, mientras que Japón y Corea del Sur tienen los más bajos.
Según la organización Save the Children cada año nacen 13 millones de niños de mujeres menores de 20 años de edad en todo el mundo, más del 90% (11,7 millones) en los países denominados en desarrollo y en los países desarrollados el restante 10% (1,3 millones). Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de mortalidad entre las mujeres entre las edades de 15 y 19 en dichas zonas. La mayor tasa de embarazos de adolescentes en el mundo está en el África subsahariana, donde las mujeres tienden a casarse a una edad temprana. En Níger, por ejemplo, el 87% de las mujeres encuestadas estaban casadas y el 53% había dado a luz a un niño antes de la edad de 18 años.
En el subcontinente indio, el matrimonio precoz o temprano significa en numerosas ocasiones el embarazo de la mujer adolescente, especialmente en las zonas rurales, donde la tasa es mucho mayor que en el medio urbano. La tasa de matrimonios y embarazos en adolescentes o precoces ha disminuido considerablemente en países como Indonesia y Argentina, aunque sigue siendo alta. En las naciones industrializadas de Asia, como Corea del Sur y Singapur, las tasas de nacimientos en adolescentes se encuentran entre los más bajos del mundo.

¿Qué es?

Embarazo adolescente o embarazo precoz es aquel embarazo que se produce en una mujer adolescente: entre la adolescencia inicial o pubertad –comienzo de la edad fértil– y el final de la adolescencia. La OMS establece la adolescencia entre los 10 y los 19 años. La mayoría de los embarazos en adolescentes son considerados como embarazos no deseados, provocados por la práctica de relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos.